“Dios no hizo la muerte”, -surge del pecado, de la ambición, del odio, la envidia y el poder. - Y, hoy, en el mundo, existen crímenes, guerras e injusticias, que no es del camino de Dios.- Mensaje que cimbró a los oyentes que asistieron a la homilía de uno de los hijos de Dios que fue víctima de las manos del hombre.
“Mi alma tiene sed de ti” y Jorge Alberto Baruch Custodio tenía sed de servir, de ayudar, de cooperar con las personas, de formar parte de la justicia social. Frases que surgieron del párroco Héctor Ahedo Domínguez, durante la misa que ofreció en la última morada de “Coqui Baruch”, a quién así el pueblo lo conocía, en la parroquia San Martin Obispo.
Tristeza y consternación se observó en la familia, amigos y conocidos de Jorge Alberto, que lo acompañaron hasta el final. También grandes aplausos cuando el sacerdote pidió por el amigo del pueblo y por las obras que dejó como persona o como hijo en Cristo en este mundo efímero.
Después de la eucaristía de cuerpo presente, su cortejo luctuoso se hizo escoltar por una innumerable cantidad de personas que llegaron de varios municipios a despedir al amigo “Conqui Baruch”. Quién quedó sepultado en el panteón municipal de Acayucan, Veracruz. Y fue traído de su pueblo Soconusco donde fue presidente municipal. Y que hoy descanse en paz en la presencia de Dios.